Hoy compartimos en el blog este post de una de los médicos participantes en la cuarta edición del Curso Experto en Coaching de Salud. Una vivencia hecha cuento donde todas las emociones y los pensamientos bailan. Una historia real donde se relata el despertar al movimiento. ¡Gracias Marina por compartirla!

 

Hoy salí a caminar y no salí sola. Salí con varios pensamientos, con varias emociones…

Creencias y Mandatos. Algunos me acompañaron durante la caminata, otros se aferraron a mis piernas al inicio y fueron cayendo al suelo y abandonando ese intento por sostenerse, y otros apenas me vieron salir, decidieron volver a casa a seguir con “más de lo mismo”.

Previamente a esa “Gran Decisión” que fue para mi “SALIR”, tuve una Asamblea con aquellas emociones que me retenían en casa. La CULPA se hizo presente, apoyada por algunos Mandatos bastante ancianos, pero no tan sabios. Para ellos, parece que estar en casa es más “decente” que andar saliendo a caminar mientras todo el resto del Planeta trabaja. “¿Còmo vas a andar ostentando por ahí que tenés tiempo libre? Eso es de vacanes, darte ese lujo, por favor! A quien se le ocurre!!” y la ENVIDIA hizo una seña de asentimiento y de apoyo. Llamó a la VERGÜENZA: “Vení por el amor de Dios, trabajá un poco haciendo entrar en razón a esta chica que quiere darse el lujo de salir a “ejercitarse” cuando el resto trabaja!!”.

La sensación de LIBERTAD esperaba su turno, paciente. Confiaba en mí: sabía que tarde o temprano, yo patearía el tablero, que por un momento podía dejarme confundir pero finalmente iba a darle lugar a mi objetivo.

Comencé a llamar a otros pensamientos y otros se acercaron sin que los convoque.

-¿Cómo puede ser que sientas que es un lujo lo que constituye una necesidad básica de salud en el ser humano? El “mantenimiento de la salud” es una necesidad fisiológica o física (así lo describe la Pirámide de Maslow, aun cuando no especifica el hecho de moverse y si, el alimentarse, habla del mantenimiento de la salud). Está descrito que el ser humano a medida que dejó de moverse, comenzó a tener mas enfermedades crónicas como la diabetes, la hipertensión, la obesidad.

Vos… ¿Dormís?-me pregunté-

– ¿Comés? …

-¿Qué pasa si no hacés alguna de esas cosas?

-Comienzo en principio a sentirme mal y puedo enfermarme, pierdo el equilibrio -me contesté.

-¿Y qué pasa si no te movés?

 

Y ahí lo tuve que pensar. Porque no es tan inmediato. Pasan a veces meses hasta que mi espalda, mi cintura y mi cansancio me recuerdan lo mal que me hace desestimar la actividad física como parte de mi vida. A su vez, me invité a recordar aquellos textos en donde dice que el ser humano es activo por naturaleza pero que la vida actual con su “confort” lo volvió sedentario. Y a las estadísticas que dicen que no moverse es tan perjudicial para la salud como comer mal o fumar .

-¿Entonces…dónde está el lujo?

¿Caminar media hora un día es un lujo?

¿Qué es lo que no me estoy permitiendo?

¿Quién no me lo permite: mi “ deber ser ”?

¿Y cómo debo ser? Trabajadora, hacendosa.

¿Qué hay de malo en salir y dejar mi casa sola un rato para caminar 30 minutos?

¿Debo cuidar la casa? ¿Qué puede pasar? Tengo llave para poner cosas de valor al resguardo.

¿Qué puede pasar? ¡Nada! La casa sigue en su lugar, mis objetos siguen en el mismo lugar.

 

MI LIBERTAD sabe que yo tengo dificultades con acercarme a ella y abrazarla. Me da culpa moverme con ella por la vida. Siento más familiar a SEGURIDAD (bajo techo)…¿Habrá algo de MIEDO por ahí? ¿Miedo a qué? Al qué dirán, a que si yo salgo, algo se “desajuste”. Creencias infundadas corren agitando sus banderas en pos de no salir de casa. Y comodidad.

Lo “seguro” es lo cotidiano, lo familiar. Y lo familiar para mi, últimamente, es estar adentro “por las dudas”

-¡Basta de pensar y salí ya! -me dijo un pensamiento atrevido que ya me conoce bastante. Ése también está apoyado en la DETERMINACIÓN, en la AUDACIA. Lleva la bandera del ÁNIMO, ANIMARSE, VALENTÍA.

-”Ayer, tanto titubeo te hizo mal ”, me dijo. “Quedaste “regulando” y no hiciste nada con tu cuerpo. ¿Cómo te sentiste al final del dia?”

-“Frustrada. Más de lo mismo” , le dije.

-”¿ Entonces? …¿Vas a volver a permitir que otro día te pase lo mismo, siendo que lo estas viendo venir?… ¡Este es tu momento !”, comenzó a convencerme la Determinación.

“Es ahora. Hoy. Ya”.

Y ahí todo mi cuerpo coordinó una especie de “huída elegante”.

-“ Vuelvo en un ratito” le dije a mi casa, a mis cosas y a mis tareas del hogar.Llevé a mi hija al jardín y “me llevé” a la plaza.

-“ Vamos, arrancá ”, me dije. Puse a mi entrenadora del teléfono celular (esos programitas nuevos que te hablan y motivan y cuentan tus pasos y te dan premios por tus records personales, un lujo de la nueva tecnología) y comencé la caminata.

Y comencé a pensar otras cosas diferentes, afuera de casa. Inmediatamente mis neuronas se dieron la mano y empezaron a trabajar en la creación de una nueva reflexión productiva en pos de mejorar mi estado físico. Mi entrenadora móvil me decía “ya esta por la mitad de su recorrido” “falta poco, usted puede”. Al principio un poco pesada, me cansaba dar el paso, necesité irme despojando de todos esos pensamientos pesados que estaban todavía colgados de mi cabeza, cuello, hombros, piernas y pies, de a poco los sacudí, y la libertad voló hacia mi. y comencé a sentirla, a respirarla, pude conectarme con el aire tibio dos días antes del comienzo del invierno, con el sol y el cielo despejado, con el terreno que caminaba, con la amplitud, con el verde, con la satisfacción y con el placer de caminar, con la fortuna de poder hacerlo mientras otros trabajan, me sentí orgullosa de mi, de mis decisiones.

-¿Por qué me cuesta tanto ser “ésta”? -me dije- “Salir me ayuda a pensar en positivo, me mueve las ideas. Estas ideas que escribí y les estoy contando, y otras.

Salir y moverme me renueva. Muevo el cuerpo y la mente avanza también al paso de mis pies. Va reclutando emociones, pensamientos, creencias y mandatos nuevos, diferentes, más conectados con la posibilidad, con la libertad.

¿Entonces…qué tengo que aprender? Que si el beneficio está afuera y está mientras mi cuerpo se mueve, tengo que focalizarme en pensar todo aquello que me ayude a ponerme en acción. El resto es puro saboteo absurdo. Acallar las voces que me anclan y me estancan y subir el volumen al máximo de las voces que me sacan de casa. Es un ejercicio mental que me conduce al ejercicio corporal y que luego me ayuda a ejercitar la mente y las emociones hacia mi bienestar.

A veces, no es que no tenga voluntad: es que tengo millones de pensamientos pesados y voluminosos que ocupan mi cabeza. La “voluntad” es liviana y un poco tímida a veces. Está ahí abajo de todos ellos, esperando que la dejen salir. Mi voluntad es mi deseo, mi motivación. Y a mi deseo y mi motivación a veces los tengo que buscar. Están en un fondo tapados de pensamientos pesados y mandatos.

Moverme puede también a corto plazo, no ser algo tan gratificante en el momento. Pero construye pilares para el bienestar y la salud. Yo quiero llegar a vieja con autonomía, flexibilidad, energía y salud. La actividad física es parte de mi aporte jubilatorio. La única forma de agradecérmelo en un futuro es dedicarme hoy esos minutos a ejercitar sin cuestionarlo tanto. Si “no tengo tiempo” ahora porque no lo incluyo dentro de mis prioridades, cuando mi “ahora” sea mañana, quizás no tenga tiempo de volver atrás.

Marina Martino (AMar Laudaz)

 

La hoja de ruta del Curso Experto en Coaching de Salud proporciona al profesional de salud una experiencia personal que le aporta “nuevos aliados” en su misión de curar y cuidar con la mayor excelencia a sus pacientes. La quinta edición comienza el 04 de febrero 2019. Para realizar la inscripción o pedir información escríbenos a coachingdesalud@salutis.es.

Este fue el testimonio de Marina después del curso:

«Hoy fue el primer lunes luego de 2 meses con el hábito de abrir la sesión de zoom. Una actividad que esperaba con ansias. Ansias de conectarme y compartir con otras mujeres una formación y una búsqueda personal.

En esos dos meses aprendi herramientas muy didácticas para acompañar en el cambio de hábitos. Y también aprendi bastante de mi, me di cuenta que la empatía es un aspecto a mejorar en muchas de mis relaciones mas cercanas, descubrí una nueva forma de relacionarme a través de la CNV (comunicación no violenta), de relacionarme con otros y conmigo misma…porque al requerir que exprese lo que siento, me tengo que conectar con mis emociones y luego, con aquellas necesidades no satisfechas, a las que también tengo que atender, para luego pedir, aprender a pedir sin exigir, lo que necesito. Luego vino la Visión en Salud y la Rueda de la Salud. Previamente a hacerla pensaba que no tenia mucho que modificar. Al hacerla, conecte con mi necesidad de tener un descanso mas reparador y tiempo creativo para mi, «ocio creativo», relajarme y disfrutar, necesidad de estar mas presente en mis actividades. 

Cada sesión fue una clase y una sesión de coaching con compartir grupal. Y lo grupal le aporto la diversidad y la contención aun a la distancia.

Me llevo herramientas, me llevo reflexiones, preguntas y también certezas sobre quien quiero ser en Salud. Como coach y como coachee.

Inmensamente agradecida».

Marina Martino, Médico de familia 

 

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