Coaching en la enfermedad

En estos días de pandemia hemos asistido a un momento épico en el reconocimiento y agradecimiento a todos los profesionales que cuidan de nuestra salud. También hemos podido escuchar  el testimonio de pacientes que debido al Covid-19, han tenido que lidiar con el aislamiento y la soledad. Manifestaban como mayor alivio a su situación la interacción con su médico o enfermera que supo escuchar sus necesidades, les motivó a cuidarse desde sus casas, o bien, estando hospitalizados les facilitó la comunicación con sus seres queridos. Este es el motivo por el que hoy quiero hablaros del coaching en la enfermedad.

«El dolor pasa, el haber sufrido nunca». Buytendijk, Médico antropólogo

Para todo ello los profesionales sanitarios han tenido que utilizar su inteligencia emocional, sus habilidades de empatía y escucha para conectar con el paciente y sus compañeros/equipos, es decir, han tenido que poner en juego competencias suaves (soft-skills) o no-técnicas, también conocidas como Non-technical skills. 

Las competencias no-técnicas (Non-technical skills) son aquellos recursos cognitivos, sociales y personales que no forman parte de los conocimientos y habilidades de una determinada profesión, pero que resultan determinantes para garantizar la eficacia, la reducción del riesgo de error y la calidad global en el ejercicio de la profesión (Flin O’Connor & Mearns, 2008).

El término Non-technical skills, fue utilizado por primera vez por la aviación europea hacia finales de los 70, cuando el sector comprendió que la falta de competencias no-técnicas entre los pilotos era un factor relevante a la hora de explicar las causas de los accidentes aéreos. Se dieron cuenta que entre el 70 y el 80% de los accidentes eran causados por factores humanos ajenos, en muchas ocasiones, a las competencias técnicas.

En el sector sanitario este problema resulta particularmente evidente en ámbitos en los que se producen situaciones de emergencia que requieren poner en práctica dichas competencias (urgencias, cirugía o anestesia y reanimación), pero también en escenarios más habituales como en la práctica clínica, donde la relación e interacción con la persona enferma (pacientes y familiares), marcan la diferencia.

En el ámbito empresarial la falta de aptitudes sociales y emocionales puede suponer una pérdida de de dinero, de trabajo o de mercado etc., pero en el ámbito sanitario el déficit de competencias no técnicas tiene un impacto directo sobre el bienestar de las personas y, en muchos casos, incluso sobre su vida. (Dr. Illuminati, E., 2013, Cuadernos de Coaching)

Es por ello que las actividades de coaching orientadas a la mejora de las Non-Technicals Skills entre el personal sanitario tienen un impacto social elevadísimo.

La irrupción de nuevas metodologías de trabajo como los registros electrónicos, ordenadores y pruebas diagnósticas, que sin duda han aportado grandes beneficios al sistema de salud, no deberían restar facultades esencialmente inherentes a una profesión de compromiso humano como son la empatía, la escucha activa, y otras competencias clave a la hora de conectar con los pacientes y ayudar a integrar cambios para mejorar su salud.

La buena noticia es que estas habilidades se pueden entrenar. El Coaching de Salud trabaja ayudando a desarrollar las competencias no- técnicas en los profesionales de la salud, para favorecer su práctica y sus resultados.

El coaching de salud entrena habilidades como:

La escucha empática que ayuda a identificar las propias necesidades emocionales, y las de sus pacientes

Herramientas de compromiso y motivación para acompañar a los pacientes en el cambio en situaciones de indecisión o presión

• La identificación de creencias limitantes de los pacientes, definiendo creencias potenciadoras alineadas con las mejores estrategias para su curación y bienestar

La determinación de la predisposición al cambio de cada paciente, para promover estilos de vida que favorezcan su evolución y calidad de vida dentro de su enfermedad

Además, es capaz de potenciar la responsabilidad de las personas con enfermedades crónicas para que se involucren en su cuidado, logrando una mayor adhesión terapéutica y compromiso con su nueva realidad, mejorando su percepción de la enfermedad y su bienestar.

El Coaching de Salud es una disciplina de comunicación que ayuda a que el paciente se mueva desde donde está hasta su Yo más saludable, pero, es la persona la que decide, con la información que se le da:

  1. A dónde quiere llegar: «¿Existe un Yo más Saludable
  2. Qué acciones va a tomar

Y para ello se necesita dedicación, pero, el tiempo invertido se puede recuperar con creces si conseguimos que el paciente tome más responsabilidad en su salud y salga empoderado de la consulta.

Mejorar la dieta, tomar la medicación, hacerse los controles de su enfermedad,  puede suponer una liberación de ese tiempo en muchos pacientes ya que disminuye el número de consultas, el estrés asociado a su mal control de la enfermedad, las visitas a urgencias, etc.

Para eso el coaching de salud plantea dejar de «rogar» al paciente lo que tiene que hacer, y comenzar a preguntar y a escuchar. Y esa escucha no es un acto pasivo, sino activo.  Es vaciar nuestras presuposiciones sobre la persona que tenemos delante y permitir que ella misma se comprenda, se rete y se comprometa a cuidarse.

La escucha que hace presuposiciones y juicios nos separa de los demás. Como profesional de salud, puedes crear un espacio donde clarificar necesidades de tu paciente. El objetivo es establecer cercanía desde una clara intención: “quiero estar segur@ de que te comprendo, y que tú estés segur@ de que yo te entiendo a ti».

Como decía un participante de nuestra última formación, «Podemos tener muchos conocimientos de cómo tratar una enfermedad, dar mucha información y consejos, pero si no somos capaces de llegar al paciente éste no se va a implicar, se va a abandonar y desmotivar».

La importancia de un Sistema de Salud va más allá de poder curar. Vivimos en una sociedad de enfermos crónicos o los llamados pacientes funcionales, que han de ser tratados tanto dentro, como cuando abandonan un centro de salud o un hospital. Cuando se pongan a vivir sus vidas con la confianza de que ellos también saben, quieren y pueden contribuir a su salud y bienestar.

Muchas personas necesitan apoyo para adquirir esa responsabilidad individual y participar activamente en la mejora de su enfermedad.

Si el profesional de salud está preparado y cuenta con herramientas para ello, podrá facilitar de forma más afectiva y efectiva, esa toma de conciencia en los pacientes sobre su salud, para ayudarles a descubrir su papel clave dentro de su bienestar.

¿Cómo valoras tu auto-cuidado y bienestar actual? Como profesional de salud, ¿crees que tus habilidades «no-técnicas» pueden impactar en el acompañamiento al cambio y la motivación de tus pacientes? ¿Qué impacto tendría en ellos el sentirse más capaces y menos enfermos cultivando hábitos de vida saludables?

 

 

María Becerril

Coach de Salud y Bienestar. PCC, ICF.

Escuela de Coaching de Salud, Salutis Healthcare

 

 

 

 

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