Darse cuenta de la responsabilidad que tiene cada uno en el cuidado de su propia salud es el primer paso para poder mejorar. Por eso hoy te invito a cuestionarte: ¿Eres consciente del impacto de tus hábitos en tu salud?.  Para responder, nada mejor que hacer una rápida auto-evaluación y contestar a estas preguntas:

  • ¿Qué puesto ocupa el cuidado de ti mismo y el de tu salud en tus prioridades? ¿Qué cosas haces (o dejas de hacer) habitualmente, que sabes positivamente que perjudican tu bienestar? ¿Estás dispuesta/o a cambiar algún hábito para mejorar tu salud?, ¿Qué impacto tendría en tu vida?

En función de tus respuestas a estas preguntas, quizá decidas que ha llegado el momento de tomar el mando de tu salud :). Para ello, es fundamental tomar conciencia de cuál es la percepción de tu vida en el día a día, y, sobre todo de tus hábitos. De alguna manera, nuestra salud es la respuesta de nuestro cuerpo a una serie de conductas y formas de vida acordes con nuestra naturaleza.

La costumbre es la gran guía de la vida humana,  David Hume

Cuando somos conscientes de nuestros hábitos reconocemos los rasgos más positivos de nosotros mismos, pero también somos conscientes de los hábitos negativos que hemos creado, y que se manifiestan en forma de miedos, malestares, hostilidad, adicciones, etc.

A menudo nos vemos bloqueados o paralizados por miedo al cambio, el estrés o la ansiedad ante situaciones que no sabemos manejar, que nos impiden avanzar y nos mantienen enganchados a comportamientos que de una u otra forma nos dañan. Hablo con personas inconformes con algunos de sus hábitos los cuales, a pesar de serles de mucha molestia, no logran abandonar. Y esto ocurre porque aunque no seamos conscientes, existe un beneficio secundario detrás de cada hábito nocivo que desarrollamos en la vida (puede traducirse en seguridad, estabilidad, comodidad…), que hace que lo repitamos una y otra vez. Fumar por ejemplo, puede ser un acto nocivo para nuestro sistema respiratorio, pero éste riesgo puede compensarse por conseguir relajarnos, distraernos o calmarnos.

Y ¿cómo se cambia un hábito?

Todo cambio comienza en la mente. Podemos efectuar cambios en nuestra forma de actuar si conocemos como son los procesos internos que se manifiestan externamente. El reto para una persona que quiera cambiar un hábito o conducta nociva es identificar que parte de su subconsciente está asociando los beneficios secundarios de ese acto, y llegar a vincular esas sensaciones a otras conductas saludables.

Pero de nada te servirá leer estos artículos, ir a charlas magistrales o comprarte libros de salud hasta que no tomes acción y te pongas manos a la obra afrontando tus limitaciones, y resolviendo los puntos ciegos.

Aprender a tocar un instrumento musical, a cocinar, o un arte marcial y llegar a tener cierta maestría solo se consigue mediante la experiencia y la práctica constante y para avanzar mucho más rápido en general es necesario ir de la mano de una persona especializada en la materia en cuestión.

En relación a los hábitos, un Coach de salud trabaja para que puedas descubrir si tu vida está equilibrada tomando en cuenta todos los aspectos de la misma; las relaciones, el trabajo, el descanso, la alimentación, el ejercicio, la relación con el propio cuerpo, tu ser interior, tus hábitos de vida, etc. Una vez identificadas las áreas de conflicto, nos enfocamos en cada una de ellas para ayudarte a conseguir tus metas de salud y equilibrio en tu vida.

El despertar al cambio

Yo misma durante muchos años fui presa de la adicción al tabaco. Ahora se que comencé ese hábito debido a mi inmadurez, mis ganas de aceptación y cierta necesidad escapar de mi misma. Hoy soy muy consciente del daño que me hizo fumar, no solo a nivel físico sino psicológico, ya que vivía esos momentos de inhalar humo con malestar y como un auténtica agresión contra mi misma. A pesar de ello, no tuve el valor de soltar ese asidero destructivo durante mucho tiempo pero, finalmente y gracias al trabajo de coaching enfocado en mi salud, conseguí despertar al cambio, y desterrarlo para siempre de mi vida.

El trabajo en coaching de salud, me abrió la puerta a esa liberación a través de diferentes tomas de conciencia, autoconocimiento y trabajo con las asociaciones que habitaban en mi inconsciente, y que fueron dando forma a un nuevo Yo saludable.  Y a pesar de que siento que los efectos de esa mala costumbre no me terminan de abandonar por completo, y aún hay veces que me tienta el hecho de volverme a refugiar en el tabaco, la mujer que renuncia hoy a tomar esa salida tóxica no es la misma que jugaba con el humo en el pasado.

Los coaches de salud y bienestar son especialistas en ayudar a transformar comportamientos nocivos en nuevos hábitos saludables. El reto es que dichos cambios (dejar de fumar, regular el estrés, tener moderación con la comida, generar autoconfianza, etc.) sean sostenibles y no sólo algo puntual.

Si durante esta lectura has detectado alguna rutina que no te beneficia, ¡enhorabuena!. Quizá puedas también tomar consciencia de los beneficios secundarios que ese hábito cubre hoy en tu vida. Te invito a valorarlo ahora, y a poner en una balanza aquello que obtienes al seguir actuando de ese modo, y, en el lado opuesto, a poner aquello que obtendrías con el abandono de esas conductas. Piensa además en aquello que perderías si renuncias a ello y qué alternativas sanas se te ocurren para poder sustituirlo. Por último, considera lo que estás perdiendo hoy con esa actitud.

 ¿Qué hábito perjudicial para tu salud te gustaría cambiar? ¿Cuántas veces lo has intentado en el pasado y qué te frenó? ¿Por qué ahora sería un buen momento para ello?

Si te apetece, comparte con nosotras tu experiencia en los comentarios!

Un abrazo y ¡cuídate!

María Becerril

Coach de Salud

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