Aceptar y continuar

Siempre me ha fascinado la distancia que existe entre lo que se dice, lo que escuchamos u oímos y lo que hacemos. “No lo pienses tanto…” “Es muy fácil, no contestes…” “No te enfades…” “Tienes que seguir…” Cuántas frases compartimos diariamente ya sea con uno mismo como con otros, que son tan fáciles de decir como difíciles de hacer. Y de una de las más potentes y que más me ha marcado en mi experiencia personal me gustaría hablar en este post. Esa que parece tan sencilla y a veces obvia pero que no es tan sencilla ni tan obvia. Un concepto que me recuerda de manera sorprendente cualquier página de internet que visito hoy en día: “Aceptar y continuar”. 

Tanto para la gestión de nuestra vida interior como para navegar por el mundo tecnológico que hemos creado, todo se resume en estas dos palabras: Aceptar y continuar. Aunque con diferentes intenciones, es toda una declaración de principios.

Nuestra vida avanza con la tecnología y la modernidad pero en el fondo todo es siempre lo mismo. Nos mueven las mismas cosas, nos preocupan las mismas cosas, queremos las mismas cosas… Cambia la forma en la que las obtenemos o buscamos pero seguimos siendo iguales, seres vivos parte de un ecosistema del que por desgracia nos hemos distraído y distanciado. El avance tecnológico, el uso de nuestros datos para ofrecernos “mejores y más precisas experiencias”, hacernos la vida más sencilla… o lo que sea que nos vendan, nos ha hecho olvidar nuestro rol en la ecuación, donde parece que hemos entregado nuestro poder y ese eslogan de vida está más cercano a una rendición o resignación de aceptar y continuar, que a una posición de poder. Qué se le va a hacer, ¿no?

Aceptar o rendirse

Porque resulta que el concepto aceptación está a veces confundido con “rendición”. Parece como que cuando aceptamos nos resignamos a “es lo que hay, así es la vida”. Y en parte es verdad, cuando aceptamos es porque no podemos hacer nada. ¿O sí? 

Para mí fue importante darme cuenta de que la palabra aceptación era sinónimo de liberación y que se experimenta con paz y no con lucha. Nos guste o no, hay cosas que no podemos controlar porque somos parte de un todo y no dirigimos el orden de la vida. Aunque queramos creer que sí o nos quieran hacer pensar que somos todopoderosos, la realidad es que no lo somos. Y cuanto antes nos demos cuenta de esto, mayor será nuestra paz interior.

Vivimos luchando contra todo, etiquetando todo como bien o mal, aceptable o inaceptable, injusto o justo… ¿Pero hasta qué punto está todo en nuestro espectro de acción? ¿Qué parte jugamos? Si salgo de casa y empieza a llover, ¿cómo me ayuda enfadarme por la lluvia? Si tiene que llover o no, no es decisión mía ni de nadie. Es parte del sistema en el que vivo, del que soy parte, por lo tanto puedo vivir con ello y “fluir” con las otras piezas del puzle o enfadarme y pensar en lo injusto que es, la mala suerte que tengo… y todo lo que quiera acerca de ello. Lo único que está claro es que seguirá sucediendo piense lo que piense yo al respecto.

“El verdadero causante de los problemas en la vida no es la vida en sí. Es la conmoción que genera la mente sobre la vida, lo que nos causa los problemas” (Michael A. Singer)

El camino a la aceptación 

Esto lo vi muy claro por primera vez en mi profesión como nutricionista y en mí misma como ser humano y como mujer. Muchas estamos “enseñadas” para ver y  señalar algo que no nos gusta de nuestro cuerpo: el pelo, las manos, el peso, las piernas, el pecho, etc. La lista es interminable.

Y entonces queremos ir a cambiar algo o perder peso porque esto “no me gusta” y si lo “arreglo” todo estará bien. O porque queremos ser “aceptadas” por el canon de belleza. Es increíble la cantidad de auto-rechazo que existe y lo difícil que es aceptar nuestro cuerpo tal y como es. Es un trabajo largo y complejo porque requiere prestar mucha atención y romper con muchas creencias impuestas, cuestionarse valores, cultura, enseñanzas, etc.

Para mí fue muy importante darme cuenta de que haga lo que haga, piense lo que piense, mi cuerpo no lo he creado yo. Es mi máquina para vivir en este mundo el tiempo que me toque y estar peleada con él no lo va a cambiar. Yo habito mi cuerpo, no es un ente separado de mi, vamos de la mano y trabajamos en conjunto.

¿No viviré mejor si en vez de “luchar contra”, intento cuidar al máximo lo que tengo?

El primer paso para el cambio

Aceptar no es resignarse, no es: “como esto es lo que hay, no me esfuerzo o me dejo llevar”. Aceptar es pensar que con las cartas que tengo, ¿qué puedo hacer? 

Este es el cambio de paradigma para mí, esto cambia toda la experiencia. Mirar la realidad que tengo, a día de hoy, aceptándola tal y como es porque hasta este momento se ha desarrollado así. Punto. Pero lo que sigue a partir de aquí puede tener cambios, pueden hacerse cosas y esas cosas son las que sí puedo cambiar y en las que me puedo enfocar. Este es el punto de partida. Evolucionar para ser mejor y crecer.

Este despertar es el que promueve el Coaching de Salud y esta es la razón por la que decidí seguir este camino. No puedes adentrarte en cambios de vida si tu punto de partida es el rechazo o la ira, porque lo que te generas a ti mismo es un futuro de lucha y agotamiento. Probemos algo nuevo, probemos a aceptar y continuar con gratitud y responsabilidad. 

Aceptar lo que conlleva estar aquí en la tierra. Hemos sido invitados a este viaje que no sabemos lo que durará para cada uno, pero sí sabemos que tiene un final. Y ese final se vive como otra “obviedad” no tan obvia y por eso pasamos mucho tiempo peleando o sufriendo por luchar contra cosas que no podemos cambiar, que son parte del funcionamiento de la vida, en vez de dedicar tiempo a lo que es parte de nuestra existencia y donde tenemos mucho que decir y hacer.

Si realmente aceptamos “el contrato” que supone estar aquí y soltamos esas ganas de controlarlo y etiquetarlo todo, podemos fluir con la experiencia que nos toca vivir.

Nadie dijo que fuera fácil. Algunas cosas son más difíciles de aceptar que otras, pero eso no me frena para seguir intentándolo y aprendiendo. La vida trae continuamente oportunidades para aprender y crecer y cualquier momento es bueno para empezar.

 

Paula Calderón

Coach de Salud

Escuela de Coaching de Salud, Salutis Healthcare.

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