El despacho de las almas
En este año en el que a tantas personas nos tocó atravesar de diversas maneras el contacto con la muerte, la temporada escorpiana y Halloween me trajeron hasta aquí. Escorpio es una energía que tiene como sustancia básica el enfrentarse con todo lo que la conciencia niega, tanto lo preconsciente como lo que está más allá de lo consciente. Esto va a incluir la muerte, la pulsión, el instinto, la vida, lo inconsciente, la sexualidad, el dolor y los estados que van más allá de la conciencia, lo desconocido. Halloween es la víspera de la fiesta cristiana occidental del Día de Todos los Santos, dedicada a recordar a los difuntos con agasajos y alegría.
Rituales y muerte
Hace poco estuve visitando la provincia de Jujuy, en el Norte de Argentina, cerquita del límite con Bolivia. Tuve el placer de conocer a una mujer que vive en un pueblito muy pequeño, en comunidad y muy conectada con las costumbres de los pueblos originarios de la región. Celestina me llevó de caminata por las sierras y, mientras recogíamos las hierbas que luego usaríamos para la ceremonia del té, observé la recurrencia de unas cruces y pequeños espacios delimitados con piedras. “Es para el Despacho de las Almas”, me explicó.
Según la tradición local, que mezcla teologías precoloniales con la liturgia cristiana, después de morir el alma tiene 9 días para volver a los lugares que conoció en vida y “recoger sus memorias” antes de comenzar su viaje definitivo al “otro reino”. Para facilitárselo, se le hace el “despacho” que esencialmente se trata de quemar algunas de sus posesiones, ofrendar sus comidas favoritas e invitar a que sus seres queridos concurran a despedirse. Al noveno día del fallecimiento se hace un muñeco con sus prendas y un pequeño altar que luego será trasladado al monte, donde previamente se cavó un agujero rectangular. Al dejar ahí el altar se clava una cruz alumbrada por dos velas y se deja al muñeco mirando hacia el Este. Se reza, se convoca a la Pachamama y se queman las cajas. Luego, todos los años durante el día de los Fieles Difuntos (el 2 de noviembre), las almas de los muertos regresan al mundo para estar con sus seres queridos. Esa misma noche se les hace un “despacho” nuevamente para que regresen “a su reino”. Se le sirve una comida, se coloca una fotografía y al día siguiente se invita a familia y amigos a celebrar.
Cuando Celestina terminó de contarme esta historia me dije, “voy a despachar al alma de papá”. Me dieron ganas de preparar su comida favorita, de poner una foto, de prender una vela y traer su alma a “este reino” a través de los recuerdos de nuestra familia. Celebrarlo a él y celebrar mi vida. Nuestra vida. La vida compartida de la familia que construyó. Y así como traerlo, soltarlo también. Porque el despacho me pareció un concepto muy atinado para cualquier proceso de duelo: “ayudarlo a que se vaya”.
Transitar el duelo
Acompañar a mi papá en el tránsito hacia la muerte fue la experiencia más dolorosa que me tocó hasta ahora, sin lugar a dudas. En su velatorio, cuando familia y amigos venían a acompañarnos yo no dejaba de pensar en la frase “hoy por mí, mañana por tí”; en el hecho de que ese inmenso dolor le toca o le ha tocado a todos los seres humanos en todos los tiempos y lugares. Aún así, los duelos muchas veces resultan traumáticos, deprimen y estresan.
Creo, por mi propia experiencia, que cuando hay amor el dolor de la despedida también es ineludible y es parte de la experiencia que nos toca. Somos seres encarnados en esta materia, en este mundo de cuerpos que necesitan abrazos y caricias. Tenemos que atravesar el dolor de ese vacío de la inexistencia material y, en muchos casos, el dolor de acompañar a un ser querido en su lecho con la plena conciencia de que son los últimos momentos que compartiremos juntos. El dolor es inevitable, pero podemos elegir qué hacer con él y cómo transitar el duelo.
Creo también que despedir con gratitud y alegría es trazar un duelo sano. Tuve la dicha de poder despedirme mirándolo a los ojos, sin gafas, sin nada por decir que no le hubiera dicho ya. Fue la experiencia más dolorosa y también la más trascendental. La profundidad del dolor era tan honda como el amor. Yo le agradezco a mi papá por todo lo que lo hizo eterno en mí y por lo que me sigue enseñando a través de su ausencia. Aprender a despedir. Uf… Acompañar, sostener, contener, compartir, manifestar… y soltar.
Muerte y Vida
Siempre me resultó ejemplar el modo en el que las culturas más primitivas se relacionan con la muerte con la naturalidad de concebirla como una parte más de la existencia. Sea cual fuere la creencia sobre la muerte, ya sea el pasaje a un reino superior o el eterno silencio de la descomposición material, la muerte es lo que nos reúne como humanos y con todo lo viviente, y se nos hace ineludible. Muchas veces pienso en cómo cambiaría cada vida si pudiésemos sostener esta conciencia…
Leyendo a una amiga que escribe unas newsletters hermosas me enteré que en Buthan, un pequeño país budista en el Sur de Asia, practican el recuerdo de la muerte cinco veces al día y tienen un alto índice de Felicidad Nacional Bruta, que es su indicador principal de desarrollo en lugar de la economía. Incluso existe una aplicación móvil inspirada en ellos que te envía varias alarmas al día para recordarte que eres mortal. ¡Parece que no soy la única que lo piensa!
“Una manera de simbolizar al signo de Escorpio en la astrología es a través de dos serpientes enfrentadas. En lo profundo, todo el viaje de Escorpìo es darse cuenta que las dos serpientes son en realidad, una sola serpiente de dos cabezas: la vida en sí y la conciencia, la serpiente luminosa y la oscura”
Atravesar un duelo es doloroso, sí, pero también es hermoso. Porque donde acecha la muerte es que hay vida, porque cuando duele es que hay amor y porque atravesar la experiencia de la humanidad, que implica sostener la conciencia de la muerte, es atestiguar la inmensurable belleza de este planeta gracias al cual existimos.
*Eugenio Carutti, clase teórica sobre el signo 8, Escorpio
Marina Wein
Coach de Salud
Escuela de Coaching de Salud, Salutis Healthcare
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