Como dice Jodi Fernández en un estudio sobre emociones y salud , «las situaciones de estrés, el sufrimiento, la infelicidad y la enfermedad no se podrán nunca suprimir de la vida humana, es más, posiblemente son necesarias para que precisamente, la vida sea humana».

Es cierto que el malestar y los problemas son inherentes a vivir. No obstante, y bajo mi punto de vista, muchos de estos malestares no existirían si fuésemos conscientes de cuáles nuestras creencias. Los pensamientos que dirigen nuestra actitud ante los acontecimientos que vivimos.

Los autores del estudio que mencionaba al inicio, comentan que se debería favorecer que las personas estén capacitadas ante posibles eventos respecto a qué tipo de creencias asumen sobre sí mismos y sus conductas (su control personal), qué expectativas y autovaloración tienen en diferentes situaciones estresantes, y proporcionarles herramientas para prevenir la buena gestión de situaciones adversas y, aún mejor, su transformación a partir de ellas.


En la metodología del Coaching trabajamos esta última parte acompañando a las personas a identificar sus creencias, lo cual les facilita enormemente el alcanzar sus objetivos de salud y/o vivir una vida más plena. Imagina por ejemplo que tienes una necesidad importante de trabajar la flexibilidad debido a lesiones de repetición y, al mismo tiempo, tienes la creencia de que «hacer yoga es sólo para iluminados». Sistemáticamente te vas a negar a probar este tipo de ejercicio que tantos beneficios te aportaría para prevenir lesiones.

¿Cómo respondemos a nuestras creencias?


Como seres humanos experimentamos que primero se genera un pensamiento, que lleva a una emoción y por último a una acción. Por lo tanto, es el significado que le damos a lo que vivimos es lo que en gran parte determina lo que nos sucede. Como dice Hans Selye,

Nuestros pensamientos se traducen en el cuerpo en una emoción o sensación que genera una química determinada en el cerebro que se conecta con nuestro sistema hormonal, digestivo, metabólico y que puede llegar a agotar nuestra capacidad de respuesta, debido a nuestra reactividad sostenida de estrés.


Una de las causas mas frecuentes asociadas a nuestras creencias es vivir en conflicto interior.

Cuando el ser humano está en coherencia de tal forma que los pensamientos, las emociones y las acciones están alineadas, se genera bienestar. Si por el contrario están desalineados aparece la incoherencia y por lo tanto, la enfermedad.

Joe Dispenza bioquímico y quiropráctico, va más allá en su libro «Deja de ser tu«, en el que comenta que al cambiar nuestros pensamientos y sensaciones o sentimientos, podemos cambiar nuestra configuración neuronal, nuestra personalidad, nuestras elecciones, nuestros hábitos y esto afecta nuestra biología, y a la activación o no de ciertos genes. Literalmente, él asegura que podemos influir y generar nuestro estado de salud o enfermedad.

A veces no podemos controlar nuestros pensamientos ya que se vinculan a episodios, personas de referencia o experiencias que nos marcaron en diversos sentidos. Me acuerdo de la frase que solemos decir en las formaciones: «No pienses en que te da miedo hablar en público» y enseguida aparece la imagen de ti nervioso en tu cabeza. El cerebro no entiende las negaciones. Por eso se hace necesario cambiar ese tipo de pensamientos por otros que expresen ideas en positivo. Por ejemplo, piensa en que estás dando una conferencia que te apasiona, y tienes muchas ganas de contarlo. ¡Eso es bien diferente!

De ahí que cuando deseamos conseguir un objetivo debemos expresarlo en positivo. La idea es cambiar la forma en la que se crean los pensamientos. Estas son algunos de las frases que he podido oír:

– No quiero fumar (o quiero dejar de fumar)

– No quiero ponerme nerviosa con él nunca más.

– No quiero acumular más peso.

Este tipo de negaciones nos llevan a sabotearnos a nosotros mismos y atraer lo que precisamente no queremos. Es alejarse de algo sin saber hacia dónde se quiere acercar. Observa qué diferentes son las emociones que puedes generar si cambias los pensamientos a:

– Quiero respirar mejor y tener resistencia al subir escaleras.

– Quiero poner limites y respetar mi tiempo.

– Quiero estar más ligera.

¿Sintes la diferencia en tu motivación a través de tus palabras y creencias?

Con las afirmaciones en positivo te dirás probablemente: sí, yo quiero tener más salud, quiero ser cada vez más asertiva ó qué bien me voy a sentir este verano.

Y es que la forma de pensar también se puede moldear, se puede desafiar y renovar. Pero nuestro cerebro necesita ayuda. Desde esa forma de pensar todo puede ser más sencillo de alcanzar.

Si te apetece relfexionar profundizar sobre estos temas u otros coméntamelo en este formulario o comentarios y prepararé un taller/ o directo.

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Imagen de hlucky en Pixabay

Coach de Salud y Bienestar

PCC ICF, Health Coach. Wellcoaches

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