Habilidades de coaching para una empatía profunda
¿Qué cualidades definen a una persona empática? ¿Ser empático es siempre bueno? ¿Cómo podemos generar empatía con los demás sin dejarnos contagiar por sus emociones?
Desde el coaching se proponen algunas cualidades:
En primer lugar la autenticidad, que se trata de presentarse al otro desde nuestra mejor versión y puede resultarnos bastante natural, sobre todo si nos encontramos en una etapa avanzada de nuestra vida en la que nos sentimos con las competencias y la experiencia suficientes.
En segundo lugar estaría la calidez, que probablemente si estás leyendo este post también sea una fortaleza tuya.
Pero, ¿qué pasa cuando no somos empáticos por naturaleza? ¿Es posible aprender a ser empático?
Helen Reiss, profesora de psiquiatría en la Escuela de Medicina de Harvard, describe tres tipos de empatía que es bueno diferenciar en las relaciones de ayuda: la empatía cognitiva, la emocional y la compasiva.
La empatía cognitiva permite intuir qué podría estar pensando la persona y como se siente pero desde un punto de vista intelectual. Este tipo de empatía nos ayuda a reconocer que la otra persona tiene pensamientos y emociones distintos a los nuestros. Es una habilidad que se puede aprender.
- Un ejemplo podría ser: “Entiendo que estás frustrado porque no se cumplió tu expectativa”.
La empatía emocional ocurre cuando sentimos lo que el otro siente. Imaginamos la experiencia interna de la otra persona a partir de nuestras vivencias. Experimentamos una resonancia emocional auténtica y puede orientarnos sobre lo que el otro podría estar sintiendo, pero también puede ser una trampa si terminamos viendo la situación desde nuestra perspectiva en lugar de la suya.
- Un ejemplo sería sentir preocupación y tristeza cuando un paciente/cliente expresa preocupación y tristeza.
La empatía compasiva es la capacidad de no solo entender y sentir, sino también responder con cuidado y acción para aliviar el sufrimiento de otro. Es la empatía que nos impulsa a responder a los sentimientos de los demás y a preocuparnos por su bienestar. Sin embargo, también puede llevar al agotamiento cuando asumimos la responsabilidad por las decisiones de otro, la llamada «fatiga por empatía».
- Un ejemplo sería acompañar a un paciente que llora ofreciéndole presencia, palabras de consuelo o ayuda práctica: «Veo que estás muy angustiada, te gustaría que hiciésemos unas cuantas respiraciones profundas juntas”.
Esta es la forma en la que muchos se ven impulsados a acompañar y aspiramos a ello en las relaciones de ayuda. Lo importante desde mi punto de vista es empatizar desde el explorar cómo se siente la persona, reconocerle y preocuparse por su situación pero sin caer en el impulso de “resolver”, «corregir» o “arreglar su situación”. Estas actitudes pueden socavar la autonomía de la persona, victimizarla o hacer que nos involucremos emocionalmente de forma excesiva perdiéndonos a nosotros mismos en esa ayuda.
La habilidad de la empatía no tiene el propósito de conseguir más objetivos o diseñar mejores planes de acción. Según estudios científicos publicados, la empatía de los profesionales de salud produce mejores resultados clínicos, una mayor comprensión de los síntomas y da lugar a planes de tratamiento más efectivos para los pacientes. Por ejemplo, un médico empático puede hacer que los niveles de insulina o colesterol de un paciente mejoren. ¡Es impresionante su poder!
Cinco pasos para caminar hacia una empatía profunda:
Por todo lo comentado anteriormente, te describo cinco habilidades para incorporar la empatía profunda en tus relaciones con los demás:
1.Sé humilde. La humildad nos permite considerar de forma más ecuánime las experiencias, perspectivas, creencias y deseos de los demás, incluso si no coinciden con los nuestros. Para quienes trabajamos en salud y bienestar, puede ser difícil comprender a quienes tienen sobrepeso y no hacen ejercicio, o siguen fumando, etc. La humildad nos invita a reconocer nuestras propias limitaciones y a extender esa comprensión hacia quienes viven situaciones diferentes.
2. Amplía tu vocabulario. Familiarízate con una mayor variedad de palabras que describan las emociones. Puedes suponer que un paciente está feliz, enfadado, triste o contento, pero si afinas tu lenguaje usando palabras como “encantado”, “asustado”, “desconectado” o “insatisfecho” podrás tener una comprensión más clara de lo que le está ocurriendo. Ese entendimiento facilitará mejores conductas y soluciones.
3. Escucha más allá de las palabras. Nuestra respuesta de lucha o huida se activa en la misma zona del cerebro que procesa el tono de voz y las expresiones faciales. Es decir, las emociones de nuestros pacientes suelen estar a la vista si prestamos atención. Escucha las pistas en la forma de hablar y observa sus expresiones al comunicarse. No tomes siempre las palabras como la única verdad.
4. Practica la autocompasión. La empatía comienza con la compasión hacia uno mismo. Como dice una canción de Travis Meadows: “Si lo reprimes, saldrá por los lados” o «aquello a lo que resistes persiste». Cuida de ti antes de cada conversación. Con tu nuevo vocabulario emocional, pregúntate: “¿Qué estoy sintiendo yo en este momento y por qué?”. Sé intencional al dejar de lado esas emociones que puedan interferir con tu presencia auténtica frente a una persona y date permiso para revisitarlas en otro momento.
5. Renuncia a tener razón. Revisa tus intenciones en la relación con tus pacientes o clientes. ¿Sientes la necesidad de corregirles, de hacerte cargo o de cambiar su opinión, o bien buscas conectar con ellos, ser su aliado ante sus retos de salud o comprender mejor su perspectiva?
Estos pasos están extraídos del enfoque de empatía practicado con Wellcoaches (Boston), en mi capacitación como Health Coach.
Las sesiones de acompañamiento en terapia o coaching pueden marcar una gran diferencia si entrenamos la verdadera capacidad de empatía en la relación con los demás.
Espero que te inspire.
El resultado vendrá siempre de tu propia experiencia.
María Becerril, Coach de Salud, PCC ICF.
Directora de la Escuela de Coaching de Salud, SALUTIS HEALTHCARE
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