La empatía en salud ¿Se nace o se hace?

¿Piensas que como ‘pacientes’ nos deberíamos ceñir a dirigirnos al médico para que nos cure?.

Desde el coaching de salud hablamos de co-responsabilizarnos de nuestra salud, indagar en nuestras desarmonías y actitudes, reconocer nuestras carencias o excesos, y de hacer cambios en nuestros hábitos para encontrar un equilibrio que nos permita una mejor calidad de vida.

Pero la vida es imprevisible, y a uno le puede llegar el momento de verse incapacitado. Todavía están presente en mi retina las imágenes de tantas personas aisladas en habitaciones por Covid-19, intubados y presos de la enfermedad. Seres ‘sufrientes’ cuyo bienestar, (o ‘bienpasar’) por la enfermedad, depende completamente de la atención, la empatía y el cuidado del profesional de salud.

Vaya por delante mi admiración y respeto a todo el trabajo que están demostrado tantos profesionales sanitarios en esta época de pandemia. Con que entrega y afecto han acogido a tantas personas que han pasado por esta crisis. He escuchado tantas voces de pacientes y familiares que han agradecido enormemente los más sencillos gestos de acogida y atención, ya que que para ellos han sido bálsamo de ánimo y fuerza para afrontar momentos de tanto dolor e incertidumbre.

Además hoy quiero poner la mirada en situaciones de enfermedad más cotidianas, y recoger la experiencia del Dr. Alvar Agustí. Encontrar su historia (en el Diario de Mallorca), llamó mi atención con respecto a ese cuidado menos sanitario y más emocional que está vislumbrándose tan valioso. Como el mismo cuenta “de la boca de un médico pueden llegar los despertares mas profundos sobre la relación médico-paciente y como puede ayudarte a sobrepasar una crisis física o mental”.

Releer esta entrevista, me permitió conectar con las emociones de desolación y angustia que se pueden vivir como paciente, y cómo la relación interpersonal que se establece con “el cuidador”, hace una contribución esencial para el bienestar del paciente, independientemente del tratamiento u otras atenciones médicas.

“El Dr. Alvar Agustí, trabajó en el Clinic y en Estados Unidos luego fundó Fundación Caubet-Cimera, un Centro Internacional de Medicina Respiratoria Avanzada en el hospital Joan March.

Fue paciente ya que tuvo síndrome de Guillian Barré en la UCI y de esa experiencia, salió con una visión diferente convencido de que el paciente debe ser el centro del sistema Sanitario. Con una visión distinta de cuál debe ser la actitud de los profesionales sanitarios con los enfermos.

No deberían los estudios de Medicina incluir una asignatura que enseñara a los futuros facultativos a empatizar más con los pacientes?
-Básicamente en las facultades de Medicina se enseña lo mismo que en los siglos XIX y XX y habría que repensar los planes de estudio de manera que no se den dos años de Anatomía, que me parece excesivo, y te enseñen a comunicarte mejor con los pacientes. Antes, el mejor médico era el que más memoria tenía, el que recordaba más conocimientos o técnicas. Hoy en día, el mejor es el que es capaz de usar toda la información y toda la tecnología de la mejor manera posible de forma eficaz y segura para el paciente. También al médico se le debe enseñar a hacer más sostenible el sistema sanitario público. Porque no valoramos lo que tenemos. Si yo tuviera que haber pagado mi estancia en la UCI, que lo hago con mis impuestos, tendría que haber vendido mi casa.

¿Nos debemos poner enfermos para ser mas humanos?

– Una experiencia como enfermo es aleccionadora y como persona indudablemente aprendes de ella. Te das cuenta que todos tus planes de futuro pueden truncarse en un instante y aprendes a darle importancia a las cosas que realmente la tienen.

De la UCI salió con la idea de que el médico es importante en el sistema, pero que todos los demás trabajadores sanitarios también lo son…

-Sí. El médico pasa a verte cada mañana y está contigo un cuarto de hora. Las enfermeras, las auxiliares , fisioterapeutas son los que están contigo todo el día, haciéndote curas, atendiéndote…

Los cuidados son fundamentales, tan importantes como los médicos.

¿Qué medidas propone para que la relación entre médico y paciente sea más cercana?

-Tener gestos con él como tocarle. El tacto es un sentido. Está demostrado que cuando le comunicas a un paciente que tiene una enfermedad, en ese momento deja de escucharte, su cerebro piensa en lo que se le avecina. Con un simple gesto como tocarle el brazo puedes captar su atención y que la comunicación sea más cercana.

-También eliminaría las mesas en las consultas ya que actúan como una barrera separadora.”

La experiencia del este médico, me trae a la memoria el verdadero valor de la empatía cuando te encuentras en una situación de vulnerabilidad. Cómo el entrenar esta competencia en los profesionales de la salud, que ya de por sí ejercen una labor de alto compromiso humano, puede ayudar a impulsar una atención sanitaria de excelencia, tanto para el cuerpo como para el alma.

La irrupción de nuevas metodologías de trabajo como los registros electrónicos, las pruebas diagnósticas y ordenadores que, sin duda han aportado grandes beneficios al sistema de salud, pueden haber restado facultades esencialmente inherentes a una profesión de compromiso humano, como la empatía, la escucha activa y la presencia.

Como paciente y también como acompañante de paciente, (mi madre), he sentido el valor que tiene el establecimiento del vínculo entre profesional de salud y enfermo para su calidad de vida. Ya que en otras ocasiones también he podido ser testigo del desconcierto e incluso la aparente frialdad ante experiencias de dolor. Como un miedo aterrador se apoderaba de mí, sin ser ni siquiera muy consciente de cual era la forma de ese miedo. En esos momentos la empatía del profesional, ha sido un soplo de aire fresco para mi ánimo y bienestar. Gestos, preguntas, escucha, estimulan la fortaleza para enfrentarse a un diagnóstico, más allá de ese miedo e incertidumbre inicial.

Que el profesional sanitario consiga sintonizar con la persona, escucharlo, acoger sus miedos y necesidades, facilita en gran medida que nos impliquemos en nuestro tratamiento y en nuestro propio cuidado, pues ahora ya no estamos solos, ¡hay alguien a nuestro lado que nos acompaña!

Es el vínculo lo que fomenta el amor hacia la vida, hacia los demás y lo más importante, hacia uno mismo!.

En Webinar que celebramos ayer sobre “cómo el vínculo es la base de progreso en las relaciones de ayuda“, debatimos sobre cuánto puede añadir una conexión auténtica en las relaciones que tocan nuestra salud, y cómo puede impactar en la evolución y bienestar de las personas que viven una dolencia o enfermedad.

Algunos médicos como el Dr. Agustí o Patch Adams, (cuyo vídeo os dejamos por aquí), han descubierto que la relación terapéutica en sí misma, es esencial para la experiencia de un paciente. Y por tanto, deducimos que es UN FACTOR COMÚN del éxito en las relaciones de acompañamiento que incluyen objetivos de salud.

Practicar la empatía no es una obligación sanitaria, pero puede ofrecer a otro ser humano la oportunidad de transformar una experiencia incierta y de dolor, en un viaje de superación, de unión y de confianza que, además, devuelve una recompensa de las que llenan el alma.

Jack MacKee (William Hurt) es un médico que se tiene que enfrentar, de repente, a una enfermedad que lo convierte en un paciente ordinario de su propio hospital. Por primera vez en su vida se ve obligado a sentir lo que todos los pacientes sienten, y a confiar ciegamente en un sistema médico que no es infalible, con su eterna burocracia, sus exámenes, sus imponentes aparatos y sus abarrotadas salas de espera.

María Becerril
Coach de Salud, PCC, ICF

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